Probablemente pensabas que nunca más tendrías que volver a utilizarlos y los desterraste de tu armario. Quizá fuiste más precavida y te decidiste a guardarlos por algunos años. Si es así, ha llegado la hora de desempolvar tus antiguos zapatos y sacarlos a pasear, si no es así, probablemente ya tengas unos nuevos. Los zapatos de charol han vuelto a llevarse en las últimas temporadas. Si sigues las tendencias seguro que no has podido resistirte a adquirir un par o varios de ellos. Si no sabes cómo mantenerlos impecables aquí vas a poder encontrar algunos consejitos para conseguir tenerlos como el primer día durante mucho, mucho tiempo…
Pautas básicas para el cuidado de unos zapatos de charol
Aunque estéticamente son ideales, cuando vayas a adquirir unos nuevos zapatos de charol o a rescatar tu antiguo calzado del baúl de los recuerdos debes tener en cuenta que unos zapatos de charol van a necesitar unos cuidados especiales, ya que están elaborados por delicados materiales. De todas formas, si les dedicas un poco de tiempo enseguida verás que es una tarea bastante sencilla el mantenerlos impecables y bonitos, casi como el primer día que llegaron a tus manos.
En primer lugar selecciona productos de calidad que no los vayan a dañar durante su mantenimiento. Deberás prestar además especial cuidado en elegir un cepillo con unos buenos acabados, a poder ser especial para zapatos para poder eliminar toda la suciedad que se almacene entre las zonas más complicadas, así como entre las costuras de los zapatos.
Si las manchas son de barro, una forma muy práctica de eliminarlas es con un paño de gamuza húmedo. Frota suavemente porque con movimientos bruscos sólo conseguirás arañar el charol. Siempre termina secándolos con un paño que esté limpio. Otro consejo alternativo para sacarles brillo es utilizar aceite de oliva. Así te ahorrarás cualquier tipo de producto y sin duda los resultados son muy buenos, puesto que conseguirás que tu zapato retorne como si le hubieras aplicado un abrillantador comercial de gran calidad, aunque ten cuidado de no pasarte con las cantidades y esparcirlo bien.
Limpia tu calzado paso a paso
Lo primero que tienes que hacer cuando te pongas a limpiar tus zapatos es limpiarlos muy bien eliminando todo el polvo. Para ello puedes utilizar un trapo o pañuelo húmedo y frotarlos con ganas, pero intentando no dañar sus acabados. Una vez listos déjalos secar al natural.
Cuando tus zapatos ya se encuentren secos habrá llegado la hora de esparcir algo de vaselina por ellos. Para hacerlo yo suelo coger otro trapo, que esté totalmente limpio y voy frotando todo el zapato hasta extender esta sustancia de forma homogénea. Si lo haces de forma correcta verás como el charol de tus zapatos brillará mucho. Si al ir a realizar este proceso te das cuenta de que no tienes vaselina en casa no pasa nada porque puedes utilizar limpiacristales para cera o para muebles y te valdrá igual ya que los resultados serán idénticos.
Si quieres profundizar una vez más en la limpieza, puedes añadir también al agua algún jabón neutro y no te olvides de utilizar una tela de tipo algodón para poder frotar bien por todo el zapato con esta mezcla. Una vez conseguido deja tus zapatos secar durante al menos dos días, para que queden como nuevos. Cuando haya pasado este período de tiempo simplemente tendrás que aplicarle algún limpiador especial específicamente diseñado para utilizar en charol. Para hacerlo puedes seleccionar un trapo de gran calidad, por ejemplo uno de algodón, y frotar tu zapato todo lo que puedas.
No te olvides de aplicar muy bien el producto hasta que el charol lo absorba todo y si quedan muchos restos límpialos en cuanto puedas. Sin duda este segundo proceso es mucho más profundo y personalmente te recomiendo el primero para usos más frecuentes (realizar este proceso una vez a la semana, por ejemplo), y el segundo para una limpieza más a fondo, que podrás realizar, por ejemplo, una vez al mes o cada dos meses. Finalmente puedes proteger tus zapatos de charol aplicándoles cera o algún tipo de betún y sin duda conseguirás que éstos duren mucho más tiempo y permanezcan casi como el primer día.